Almorzamos en la Ermita i albergueria de Sant Pau de Albocàsser, lugar ya tradicional de parada cuando empezamos la ruta por esta zona, los bocadillos preparados por Manolo con mimo desaparecieron por arte de virle y virloque, el café nos lo tomaríamos unos kilómetros mas tarde en el restaurante El Coll en Ares, después de una subida  al puerto con ganas de curvas, carretera en perfecto estado y curvas con muy buena visibilidad que invitan a llevar un ritmo alegre, pero hoy tenia los cinco sentidos  estaban puestos como si fueran un GPS pues no pilotaba solo la vespa  moderna (el plástico), me acompañaba Isabel y no me podía permitir el lujo de aterrizar con ella disfrutando del paisaje sentada en la trasera del asiento, así que todo el viaje fui como una persona  cabal y seria (no creáis que no me ha costado aguantar retorcer el puño derecho), pero la edad es lo que tiene.

Con las primeras impresiones del día y el cortadito por delante, nos ponemos en marcha y pasamos por Villafranca, dejamos la provincia de Castellón y nos adentramos en la de Teruel por La Ingresuela del Cid, situada al pie de uno de los múltiples morrones que jalonan esta comarca, es curiosidad pero el pueblo se encuentra atravesado por dos riachuelos que la dividen en dos partes, uno central y dos laterales, tiene forma de triángulo y estuvo amurallado, con sus cinco portales de acceso constituyendo así lo que fue la villa medieval, os lo recomiendo para pasar un día, ¡¡preciosa comarca¡¡.

En Cantavieja hacemos el primer repostaje. Es un pueblo increíble para perderse entre sus calles y sus monumentos especialmente la plaza Cristo Rey es una de las más bellas de Aragón. Porticada en tres de sus lados, y pasear por sus calles laterales, ha sido la capital tradicional del Alto maestrazgo y es la capital administrativa de la comarca turolense del Maestrazgo. Está enclavada en un paisaje abrupto con grandes barrancadas que desde la carretera aún  parecen más impresionantes, también se ven alguna cantera de piedra rústica, que es unos de los negocios para su economía, también  en sus cumbres se ven muy a menudo alguna que otra águila perdicera y buitres que acentúan mas si cabe la grandiosidad de estas barrancadas, y al salir de una curva creí ver un zorro que escondido entre unos arbustos nos miraba entre asustado y curioso.

Como curiosidad os diré que según la leyenda, su castillo fue construido por Aníbal y fue un enclave musulmán hasta la conquista cristiana en 1169 por parte de Alfonso II de Aragón.

Ya  en la A-226 nos dirigirnos hacia La Cañada de Benitanduz para comer en Pitarque y ver el nacimiento de su río, el objetivo de esta salida.

Pero antes me gustaría el contaros el trayecto desde dos puntos,  Cantavieja- Pitarque.

El maestrazgo en un paraíso natural de una belleza sin igual que se  ha protegido a sí mismo tras un espejismo de tierras yermas y calizas y gracias a su proverbial e histórico aislamiento.

La carretera, el paisaje, el entorno natural que la madre naturaleza  nos ofrece en esta parte de Teruel es para cerrar los ojos y soñar, para imaginarlo esbozando una sonrisa, hoy voy a cerrar los ojos para recordar lo sentido en esos kilómetros de magia de vida a lomos de una vespa (aunque esta sea moderna) he intentar ser solidario con todos vosotros en mi buscar letras para que luego cuando terminéis de leer este relato cerréis los ojos y podáis sentir la sensación de volar bajito, por que los sentidos se abrían en cada recoveco, en cada curva esculpida en la montaña como un lienzo al equilibrio que se atiborra con el paisaje de las exuberantes colinas que bordeaban la carretera por donde discurría un viaje apasionante con los sonidos de los colores y olores típicos que las particularizan de una manera especial.

Muy de tanto en tanto tocaba la pierna de Isabel, para cerciorarme que seguía detrás en el asiento, y la pedía que hiciera alguna foto de aquella maravilla que estábamos viendo, pero creo que ella estaba tan absorta y embrujada con todo aquello que la madre naturaleza nos estaba ofreciendo que ni se movía en el traqueteo de tanto vaivén de curvas en el trayecto.

. Viaje apasionante y mis letras que quieren dibujar sonidos y espacios con el olor de sus colores, un viaje lleno de sensaciones a trabes de una provincia que por más que la conozco nunca termino de sorprenderme, y siempre tengo un atisbo de esperanza de ver algo visto en mis viajes, pero esta bendita tierra siempre me enseña motivos por los que volar bajito en una vespa es sentir los sentimientos mas lejos que los demás puedan hacer, sentir o ver con cualquier otro medio.

Por que una vez en Pitarque con un impactante paraje emplazado al pie de la Sierra de la Cañada y asentado entre riscos, el cielo parecía juntarse con  el sonido de sus aguas, y los efectos de sus sonidos se adentraban entre rocas tan limpias como almas de cielo por la erosión del cariño del rodar en la eterna corriente del "nacimiento" del río Pitarque, encajonado entre peñascos, creo que es un lugar donde se detuvo el tiempo y solo dejo el sonido del respirar de su agua cristalina y fría con borbotones de vida mas haya del tiempo.

Mientras unos intentaban que una Montesa recuperara de nuevo su latir, para continuar su camino, otros no llegamos al mismo nacimiento por que nos quedamos en un puente donde el entorno era paradisiaco, el calor apretaba así que algunos nos metimos los pies en sus aguas y os puedo asegurar que estaba congelada, por que no aguante mas de medio minuto con los pies dentro.

Después, la comida en uno de los dos bares  que hay en el pueblo, ni que decir tiene la hermandad y el compañerismo existente en el grupo, la tertulia entorno a un buen baso de vino o cerveza que entraba mejor con el calor de fuera, los cafés y las ultimas charlas de lo visto hasta ahora.

El regreso fue por paisajes nuevamente increíbles, pero que seria larguísimo el contároslo detalladamente, Villarluengo, Tronchon, Olocau del Rey, Tolodella, Forcal aquí algunos nos perdimos, ¡¡pero¡¡ esto es normal estando yo, forma parte del disfrutar sin saber donde ir encima de una vespa, mas adelante  en Morella, nos volvimos a reencontrar, aquí la carretera ya es de primer orden.

Era tarde he Isabel ya daba síntomas de cansancio por los kilómetros recorridos a lomos de la vespita, aunque la pobre se hacia la valiente, pero en el bajar y subir en la vespa se le notaba cada vez mas, aunque ella es dura y para ser su segunda salida con kilómetros no se le puede pedir mas.

De Morella a Castellón se hizo el trayecto corto (por lo menos a mí), por que fuimos de vez en cuando Isabel y yo comentando los kilómetros hechos, por que las vivencias de una salida en Vespa proporcionan situaciones, percepciones, visiones y por que no decirlo… ¡¡sentimientos¡¡ que nos hacen mas felices en nuestro diario vivir.

En casa sin novedad

 

Ser felices

 

Manuel M. (MAMU_56)

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